Acuñaciones ibéricas, celtibéricas,
beronas y vasconas
 

Amonedaciones en la Hispania Citerior,
entre finales del siglo III a.C. y mediados del I a.C.

 
Generalidades   Metrología   Iconografía   Cecas y otros aspectos

 


 

Generalidades

Las ciudades ibéricas de Iltirta y Arse, empezaron a acuñar moneda a finales del siglo III a.C., imitando la que mejor conocían, las dracmas y los divisores de Emporion, constituyendo la escasa amonedación ibérica prerromana. Las cecas ibéricas de Untikesken, Saiti y Kese pudieron tener ya sus emisiones en los inicios del siglo II a.C., en torno a mediados de este siglo comenzaron los talleres de: Untikesken, Ausesken, Laiesken, Ilturo, Sesars, Seteis, Bolskan, Sekia y Kelse. En distintos momentos de la segunda mitad de siglo II a.C. se fueron incorporando las demás cecas sedetanas, ausetanas y layetanas. Por último, en la transición al siglo I a.C., se añadieron Iaka, Saltuie, Alaun, Iltukoite, Lakine y Otobesken. A mediados del siglo I a.C. la amonedación con escritura ibérica fue incluyendo el alfabeto latino (adaptándose y romanizándose).

Los pueblos celtibéricos, berones y vascones usaron el bronce, casi siempre en forma de unidad (as) pero también emitieron denarios de plata. Acuñaron moneda a partir de mediados o finales del siglo II a.C., coincidiendo con el destacamento de tropas romanas en el territorio, manteniendo patrones propios y lo que es más sorprendente, a pesar de no ser su lengua, usaron la escritura ibérica.

La denominada Celtiberia comprendía el área del alto Duero y el sistema Ibérico central (actualmente las provincias de Soria y Guadalajara, más parte de las de Zaragoza, Teruel, Cuenca, Burgos y Logroño), estando habitada por los "celtas de Iberia" es decir, por las tribus celtíberas, tradicionalmente consideradas como el resultado de la fusión de los celtas y los íberos circundantes, si bien hoy se estima que eran claramente pueblos célticos (al igual que los berones situados al N.) con su cultura diferenciada. Vascones y otros pueblos de los que no conocemos claramente su nombre ni origen, habitaban al sur y oeste de los Pirineos occidentales.

Realmente, no se conocen con exactitud los distintos pueblos que habitaban en la Citerior, y tampoco, la localización de bastantes de las cecas ibéricas, celtíberas, beronas o vasconas.

Durante los casi dos siglos de emisiones con escritura ibérica en la Citerior, no se acuña en oro, se emiten frecuentemente piezas de plata (dracmas y divisores, denarios y quinarios) desde la ceca cabecera o capital de la zona, pero sobre todo se acuña abundante Ae (unidades y divisores) destacando el reverso del famoso jinete lancero.

Merecen especial mención las abundantes acuñaciones, tanto en plata como bronce, de principios del siglo I a.C., que los partidarios de Sertorio tuvieron que emitir para sufragar la guerra, desde Bolskan y otras cecas de la Citerior.


¿Quieres profundizar? Ver:  Ruta Celtibérica

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Metrología y denominaciones

Después de las escasas emisiones de dracmas ibéricas en el Levante peninsular (Arse y Saiti), con un peso teórico entre 2,9-3,3 g que equivalían a 15 unidades ibéricas de bronce, y de las dracmas y fracciones de imitación emporitana acuñadas en todo el NE peninsular respetando la metrología de Emporion, serían el denominado denario ibérico y la unidad de bronce (as), la base del sistema monetario indígena de la Citerior.

Pero nuestra seguridad sobre el sistema monetario ibérico, celtibérico, vascón o berón es sólo aparente, ignoramos en realidad las denominaciones que estos pueblos dieron a sus propias monedas y demasiado a menudo nos basamos en la metrología romana de la época o en los términos numismáticos al uso. Respecto al "denario ibérico", nunca las fuentes literarias clásicas han mencionado con ese nombre - ni denario, ni ibérico- a la moneda de plata hispánica. El denominado denario ibérico mantiene un peso algo menor (entre 3,6 y 4 g) que el romano, por lo que posiblemente estemos ante la continuidad metrológica de las dracmas de imitación emporitana ya que se crean en la misma región del NE peninsular. Por otra parte, parece un contrasentido que los únicos pueblos con toda seguridad íberos (edetanos y contestanos) nunca acuñaran este denario ibérico y que dispusieran de su propia dracma.

El término utilizado por Livio para referirse a la moneda de plata indígena es argentum oscense, monedas que formaron parte del botín extraído de Hispania por los generales romanos entre los años 197 y 180 a.C. y seguramente eran dracmas ibéricas, es decir de las monedas de imitación emporitana acuñadas sobre todo en Iltirta, ya que Bolskan aún no emitía denarios en esas fechas.

Con la extensa amonedación de bronces, el sistema monetario en la Citerior pasa a ser bimetálico, las acuñaciones en plata (denarios y quinarios), seguramente por su destino muchas veces fiscal, respetaron los pesos con cierta exactitud, pero las de bronce varían bastante dependiendo de la emisión y de la ceca..

En bronce se emiten: unidad/as, mitad/semis (1/2 as), tercio/triente (1/3 as), cuarto/cuadrante (1/4 as) y sexto/sextante (1/6 as), según los siguientes patrones:

  • Sistema cesetano: Kese y su área de influencia en los primeros momentos acuña siguiendo los patrones púnico-turdetanos (9-11 g unidad) para después adaptarse a la  metrología romana y por lo tanto, a sus devaluaciones.

  • Celtíberos, berones y vascones utilizan un sistema propio denominado "celtibérico-berón", seguramente basado en la onza de 1,54 g y una unidad inicialmente de 10 onzas que se acoplaba como "semis" al as romano de 31 g en curso (es decir, unidad de14,5 g en la primera mitad del siglo II a.C.). Para adaptarse a las devaluaciones romanas, con el tiempo se fue perdiendo peso de onza en onza, hasta alcanzar los 7,7 g (5 onzas).

Las cecas de Kese, Iltirta, Ausesken, Bolskan, Sesars, Sekia, Arsakos, Arsaos, Baskunes, Bentian, Kelse, Belikiom, Sekaisa, Turiasu, Arekoratas, Oilaunes, Sekobirikes, Kolounioku, Sekoitias, Konterbia Karbica e Ikalesken acuñaron denarios ibéricos, seguramente por representar la capitalidad de su zona y no precisamente por el hecho de tener minas cercanas. Los escasos quinarios de plata se acuñaron solamente en Kese, Sesars y Turiasu.

Mención aparte merecen las monedas de plomo, raras emisiones con iconografía similar a los ases de Bolskan y Sekaisa, así como las escasas emisiones propias de las zonas mineras, que circularon sólo localmente, posiblemente con valor de cuadrantes, en las cecas de Bilbilis y Lakine. Ver: Plomos monetiformes.

Por último, son destacables las emisiones fuera de la península, en suelo galo, que presentan tipología y leyendas claramente ibéricas. Ver: Cecas ibéricas en la zona gala.

En conclusión, durante los casi dos siglos de acuñaciones indígenas en el área peninsular de la Hispania Citerior, primero se copiaron los prototipos de Emporion, pero en la segunda mitad del siglo II a.C. existe ya un sistema monetario indígena basado en la plata y el bronce, con tipología propia, iconografía uniforme y leyendas ibéricas.

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Iconografía y divinidades

En las monedas saguntinas (Arse) la iconografía es muy variada, en su anverso tenemos: divinidad femenina galeada protectora de la ciudad, Hércules, cabeza masculina ibérica o la venera para los divisores. Los reversos muestran al toro con cabeza humana (Aqueloo), jinete lancero, proa de barco o delfines en los divisores. Sin embargo existe una sorprendente regularidad iconográfica (tanto en el anverso como en el reverso) en las monedas de la Citerior, lo cual contrasta con ceca ibérica de Arse y también con la mayor libertad de elección de tipos en la Ulterior. Uniformidad seguramente impuesta por Roma, que propició que pueblos muy variados compartieran moneda durante muchos años, posiblemente viendo en el "jinete ibérico" un símbolo de unidad del que intentó aprovecharse el rebelde Sertorio.

Finalizadas las guerras sertorianas, denarios y jinetes serían pronto sustituidos por los signos imperiales del numerario romano. Tras algunas emisiones provinciales con el jinete lancero de principios del siglo I d.C., prácticamente no volveríamos a ver acuñado el jinete ibérico hasta mediados del siglo XX, cuando Francisco Franco lo retoma para las monedas fraccionarias de 5 y 10 céntimos emitidas entre 1940 y 1953. Mención especial merece la escasa emisión de dineros de vellón de Ermengol V que tuvo lugar entre los años 1092-1102 en el Condado de Urgel, en la que no solo aparece el jinete lancero, sino que se intentan copiar los signos ibéricos de la antigua ceca de Bolskan. Ver juegos: El olvidado jinete ibérico (I) - (II).

El anverso más utilizado muestra la efigie masculina de diferentes estilos pero siempre mirando hacia la derecha, a veces barbada, sin diadema ni láurea aunque muy a menudo adornada con fíbulas (zona del Levante peninsular) o collares / torques (resto de zonas), se cree que puede representar un héroe, un fundador, o bien una divinidad adaptada (¿Hércules?) o local, pero no se conoce realmente su simbología. La venera de las cecas edetanas y el lobo de Iltirta, constituyen algunas de las excepciones al predominante varón ibérico.

La primera ceca en acuñar el jinete ibérico es Kese, representación que se convertiría en el reverso más habitual de las unidades con muy escasas variaciones: a veces con lanza (Celtiberia), otras con palma (área de NE y E peninsular) y en ocasiones con espada corta o arma arrojadiza (venablo, dardo o bipenne), representado por berones y vascones en el SO de los Pirineos. Los divisores utilizan fundamentalmente el caballo galopando (mitades) y la parte delantera de caballo o Pegaso (tercios y cuartos).

Durante la Segunda Guerra Púnica, mercenarios hispanos combatieron en Sicilia al lado de cartagineses, primero, y romanos después. Algunos autores indican que estos mercenarios, a su vuelta a Hispania, fueron los que introdujeron el característico jinete lancero de las monedas de la Citerior, inspirándose en las monedas emitidas por Hierón II de Siracusa (274-215 a.C.), pero no es seguro, no hay evidencias que lo demuestren, pudieron haber copiado algún otro tipo de moneda griuega. Eso sí, caballo y jinete ya les eran símbolos conocidos, ya que ambos estaban anteriormente presentes en otras manifestaciones de la cultura ibérica. Ver artículo: "Jinetes sin escudo. Las representaciones ecuestres de la Citerior".
 

Símbolos como el delfín, arado, estrella, creciente lunar, punta de lanza, caduceo, proa, timón etc. solían acompañar a los motivos principales.

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Cecas, epigrafía, marcas de valor y copias

Alrededor de 47 cecas ibéricas, entre las que se encuentran algunas inciertas, acuñaron desde finales del siglo III a.C. hasta mediados del siglo I a.C. en toda la parte oriental de la península ibérica y al sur de la Galia. Para más información, ver las páginas de: Cecas ibéricas en la zona gala, en el NE peninsular, en el Ebro medio y en la zona de Levante.

Unas 34 cecas celtibéricas, entre las que se encuentran algunas de ubicación incierta, acuñaron desde mediados del siglo II a.C. hasta mediados del siglo I a.C. en una amplia zona del centro y NE de la península que denominamos Celtiberia, así como en territorios de otros pueblos como los vettones o los carpetanos. Para más información, ver la página: Cecas celtibéricas.

Aproximadamente 12 cecas beronas, entre las que se encuentran algunas de asignación o ubicación incierta, acuñaron entre mediados del siglo II a.C. y principios del I a.C. en la zona alta del río Ebro. Para más información, ver la página: Cecas beronas.

Alrededor de 8 cecas vasconas, entre las que se encuentran algunas inciertas, acuñaron entre la primera mitad del siglo II a.C. y principios del siglo I a.C. en las estribaciones del Pirineo occidental. Para más información, ver la página: Cecas vasconas.

La escritura ibérica se expandió por toda la Citerior y fue la usada en las monedas de pueblos vecinos como los berones o vascones, a pesar de que no hablaban en lengua ibérica. Los celtíberos adoptaron la escritura celtibérica en sus amonedaciones, escritura que en realidad se trata de la íbera con muy pequeños retoques. Es pues la ibérica la única escritura utilizada en todas las acuñaciones de la provincia Citerior, si exceptuamos la griega de Ampurias y Rhode y la escritura íbera meridional de Ikalesken y Urkesken. Incluso fuera de la Península Ibérica, en Las Galias, algunos pueblos célticos acuñaron con tipología y caracteres ibéricos.

Aunque la propia imagen era ya indicativa del valor de la pieza, no estaba de más la adición de marcas -glóbulos, puntos, barras o numerales- para mayor confirmación del ciudadano, sobre todo en las monedas de bronce ya que estaban sometidas a constantes oscilaciones de su peso. Sin embargo, las supuestas marcas de valor de la Hispania Citerior no son tan homogéneas como podrían serlo las marcas romanas y por lo tanto no están del todo claras.

Las marcas de valor más habituales se encuentran en el sistema celtibérico-berón y no coinciden exactamente con el sistema duodecimal romano:

  • Un punto (glóbulo) o barrita en unidades.

  • Dos puntos en mitades.

  • Tres puntos en tercios.

  • Cuatro puntos en cuartos.

  • El signo s en mitades.

  • El signo ku (círculo con punto central) en denarios.

  • El signo q en cuadrantes.

La acuñación de copias de la época de los denarios ibéricos parece ser habitual en todas las cecas que produjeron en plata, siendo especialmente conocidos los denarios forrados de Bolskan y Turiasu. ¿Eran estas piezas copias fraudulentas? ¿Se trataba de simples periodos de escasez del metal en la ceca? Pues debieron de suceder ambas cosas, seguramente con claro predominio de las falsificaciones de época. Ver denarios forrados de Arsaos y Turiasu (acuñados en la propia ceca) en el siguiente artículo: "Algunos denarios forrados singulares".

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Cecas ibéricas en la zona gala
Cecas ibéricas en la zona del NE peninsular
Cecas ibéricas en la zona del Ebro medio
Cecas ibéricas en la zona de Levante
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