¿ES FALSO MI DENARIO?
Guía para la autentificación de las monedas de plata de la Antigüedad

Capítulo 3
LOCALIZACIÓN DE POSIBLES CLONES
 

Decíamos en el capítulo anterior que supone una gran alegría para cualquier coleccionista el hallazgo de monedas que compartan cuños con las nuestras, y hemos razonado en qué consiste el hecho de compartir cuños.

Ahora bien, hemos de ser muy cautos, dado que existe la posibilidad de que aquella moneda que acabamos de descubrir y que creemos que comparte cuño con la nuestra, sea en realidad un clon de ella, es decir, una moneda falsa obtenida por micro-fusión a partir de un ejemplar auténtico, o bien una moneda falsa por acuñación que se está fabricando en serie a partir de un cuño falso.

Dado que el tema puede resultar un poco complejo, nos centraremos en primer lugar en la posibilidad de que la moneda hallada sea un clon fundido. Pero, ¿en qué consiste en realidad la micro-fusión?

Aunque no es nuestro propósito estudiar los métodos empleados por los falsarios para obtener sus falsificaciones sino tan solo aprender a descubrirlas, la micro-fusión es una técnica tan extendida y peligrosa, que bueno será que sepamos bien en qué consiste. Además, nos servirá para comprender mejor muchas de las cosas que comentaremos más adelante.

La micro-fusión, aplicada a la numismática, consiste en obtener a partir de una moneda original, copias fundidas idénticas o muy parecidas a ella.

El proceso se inicia con la elaboración de un recipiente de escayola, en el que se depositará la moneda auténtica que vayamos a clonar, y que se cubrirá de silicona líquida, que al enfriarse, se solidificará por completo alrededor de la moneda.

 
 

Imagen 3.1.  Molde de escayola en el que se ha introducido la moneda que vamos a clonar y rellenado con silicona líquida. Foto izquierda, vista de frente, y foto derecha, vista desde arriba. Abajo veremos el molde una vez abierto.

Una vez la silicona haya fraguado, y dada su altísima calidad, habrá sido capaz de copiar hasta el más mínimo detalle de la superficie de las monedas, aunque por supuesto, en negativo (las partes elevadas de la moneda serán ahora hondas, y las partes hondas, elevadas).

Ahora, el falsificador deberá cortar con cuidado el molde de silicona hasta conseguir liberar la moneda original, y obtendrá el molde listo para ser usado, tal y como nos muestran las siguientes imágenes.

 
 

Imagen 3.2.  Molde de silicona recién abierto con un objeto muy cortante. Como podemos apreciar, ambas caras de la moneda han quedado imprimidas en la silicona. A la derecha, el denario original usado para conseguir clones. Colección GS.

El siguiente paso consistirá en la apertura de un canal que vaya desde el borde de la figura que ha dejado impresa en la silicona la moneda, hasta el borde del molde. Este canal recibe el nombre de bebedero y es conveniente que lo recordemos, ya que, además de ser el protagonista del capítulo 15, lo tendremos muy presente durante todo nuestro estudio.

Imagen 3.3.  Al mismo molde anterior, se le ha practicado una abertura por donde poder inyectar la cera.

El objetivo de dicho canal, es el de permitirnos verter o inyectar cera derretida en el interior del molde, de forma que podamos conseguir una "moneda" de cera. Este es el resultado:

 
 

Imagen 3.4.  Tanto la fotografía superior como la inferior, muestran la figura de cera obtenida tras el endurecimiento de esta dentro del molde, reproduciendo fielmente ambas caras de la moneda y con el bebedero incluido.

Tras la inyección de la cera, y una vez enfriada esta, se consigue una copia perfecta de la moneda original en cera, y dado que este material se ha solidificado también a lo largo del canal o bebedero, el aspecto de las copias obtenidas será el que mostramos en las imágenes inferiores:

 
Imagen 3.5.  Figuras de cera de la moneda que está siendo clonada.
Las imágenes corresponden a dos figuras obtenidas con dos tipos distinto de cera.

Hablamos de copias en plural, dado que normalmente el falsificador no suele sacar una sola copia de la moneda que está clonando. Por regla general, serán varios los clones que quiera obtener, y para ello deberá conseguir tantas figuras de cera como copias pretenda hacer.

A partir de ahí, el proceso consiste en colocar estas figuras de cera, pegadas una cerca de otra a lo largo de un tronco central (como las ramas de un árbol), en un recipiente dispuesto a tal efecto. Una vez bien sujetas, se procede a verter dentro de este recipiente algún material cerámico que cubra por completo todas las figuras de cera.

Una vez solidificado este material alrededor de dichas figuras, todo el conjunto se someterá a altas temperaturas en un horno, de forma que la cera se funda y deje la impresión de ambas caras de la moneda (esta vez en negativo) en el interior, ahora hueco, del árbol de cerámica.

Ahora sí que ya dispone el falsario de múltiples moldes capaces todos ellos de dar cabida a un metal fundido a una temperatura de más de 1000 grados centígrados. Este material, plata en el caso de que lo que esté clonando sea un denario, será vertido a través del hueco que ha quedado en el árbol de cerámica tras haber desaparecido la cera fundida. Pasado el tiempo necesario para el enfriado del conjunto y la consecuente solidificación de la plata fundida, solo habrá que romper el molde de cerámica y recoger las piezas de plata que reproducirán con toda fidelidad la moneda original.

Solo quedará un paso; liberar cada una de las "monedas" del bebedero, ya que este, obviamente, forma parte de cada una de ellas. Por último, un buen pulido hará desaparecer las pruebas de que este haya existido jamás.

 

Imagen 3.6.  Bebedero parcialmente amputado en una de las copias obtenidas por micro-fusión. Más tarde, ese resto deberá ser debidamente cortado y pulido hasta borrar cualquier rastro de su existencia.

Tras esta explicación, y para situarnos de nuevo, recordemos que este tipo de copias deberían ser siempre idénticas, ya que son auténticos clones, que reproducen no solo los detalles del cuño, sino cualquier imperfección en el cospel o hasta el más mínimo detalle de la moneda.

En principio debería ser así, pero si recordamos el proceso de elaboración de las copias por micro-fusión, veremos que nada impide que el falsificador sea un poco más cuidadoso en su trabajo y aplique ligeras modificaciones a las figuritas de cera antes de someterlas al recubrimiento cerámico, obteniéndose entonces monedas muy parecidas pero no idénticas. Recordemos esto a la hora de localizar los posibles clones.

En las siguientes fotografías, podemos ver el resultado de una moneda correctamente clonada, con una aceptable reproducción de sus relieves y un buen aspecto general, una moneda, en definitiva, capaz de engañar.

 
Imagen 3.7.  Denario auténtico de Septimio Severo (fotografía de la derecha),
junto a su clon obtenido por micro-fusión (fotografía de la izquierda). Colección GS.

Esas monedas gemelas, una vez distribuidas por el circuito numismático, son las que deberemos intentar localizar en nuestra búsqueda de posibles copias fundidas, siempre teniendo en cuenta que, para tratarse de auténticos clones, deben ser extremadamente similares.

Fijémonos bien; ahora no estamos ante una moneda de igual cuño, sino ante una moneda "demasiado" parecida a la nuestra. Para entender mejor este punto tan importante imaginémonos que estamos autentificando uno de nuestros denarios, en este caso un denario de Nerón.

 
Imagen 3.8.  Denario auténtico de Nerón. Colección GS.

Realizando la búsqueda de posibles clones, damos en Internet con estas monedas, que en su día ya fueron localizadas y denunciadas como clones por una prestigiosa casa de subastas, y que figuran además en numerosas bases de datos.

 
Imagen 3.9.  Ambas fotografías muestran dos clones fundidos de un denario de Nerón.

Ahora bien, ¿significa este hallazgo que nuestro denario también es un clon? Para responder correctamente a esa pregunta, que nos hemos de hacer siempre que nos encontremos en un caso como este, deberemos fijarnos en primer lugar en la forma del flan.

Si bien los dos clones de la fotografía superior son idénticos entre sí, (fijémonos en la muesca del anverso arriba a las 12, o las dos muescas del reverso a la 1 y a las 6), no ocurre lo mismo con la imagen del denario auténtico, en el que no aparece ninguna de esas señales.

Pero, ¿podría tratarse de diferencias únicamente debidas a ciertos retoques en la figura de cera durante el proceso de obtención de los clones? Para contestar esa cuestión fijémonos en el desplazamiento del cuño respecto al flan (el centrado de la moneda); en la auténtica, la acuñación está desplazada hacia la izquierda, dejando un par de milímetros entre la grafila y el final del flan entre las 12 y las 6. En las monedas clonadas, el descentramiento de los anversos es hacia abajo, entre las 9 y las 3.

La conclusión es que nuestra moneda no tiene nada que ver con los clones, es auténtica y ha sido otra moneda que comparte cuño con ella la que ha sido clonada.

Sin embargo, en el caso de coincidencia total, deberemos pensar que nuestra moneda es un clon, buscar signos de fundición y una vez hallados estos, condenar la moneda que estamos estudiando como falsa. De hallar signos claros de acuñación, podría tratarse también del original del que partieron el resto de los clones, pero la posibilidad de que esto ocurra es, aunque real, algo escasa.

Otra posibilidad, cuando encontremos monedas del mismo cuño que la nuestra, es que se trate de monedas procedentes de un cuño falso. En este caso, y dado que el falsario no está obteniendo copias idénticas por fundición, sino que está fabricando monedas acuñadas con un cuño que él mismo ha fabricado, cada una de las monedas será distinta y no valdrá de nada lo dicho para las copias fundidas.

 

Las imágenes de la izquierda muestran tres denarios falsos por acuñación obtenidos a partir de un cuño falso de un taller de Bulgaria. Los tres son perfectamente distintos en cuanto a forma del cospel, centrado y pequeños detalles, lo que descarta que sean monedas fundidas a partir de un original.

Su falsedad deberá ponerse en evidencia en base a sus posibles discrepancias respecto al estilo original para esta emperatriz, por el hallazgo de monedas similares en las bases de datos de monedas falsas y por pequeños detalles microscópicos que revelen que se trata de una acuñación moderna. En cualquier caso, a nadie escapa que este tipo de copia es realmente peligrosa para el coleccionista, que deberá extremar sus precauciones.

Una página web de gran ayuda en este caso es:

http://www.forgerynetwork.com/

 

Imagen 3.10.  Las anteriores imágenes corresponden a tres denarios de Aquilina Severa acuñados a partir de un cuño falso de un taller de Bulgaria. El primero de ellos retirado de una subasta alemana y los otros dos almacenados en las bases de datos de monedas falsas.

En muchas ocasiones, los falsificadores sacan sus copias fundidas a partir de monedas falsas acuñadas, como ha ocurrido en el caso de este denario falso procedente de un cuño búlgaro (imagen superior), y que podemos comparar con otro fundido a partir de él (imagen inferior).

 

Imagen 3.11.  Comparación entre dos denarios falsos de Nerva, el primero de ellos falso y acuñado a partir de un cuño falso, el segundo es una copia fundida a partir de él.

En este caso la detección de la falsificación podría conseguirse fijándose tanto en las diferencias de estilo, como en los signos de fundición.

Por último, el sueño de cualquier falsificador es el de poder obtener, a partir de cualquier moneda auténtica, nuevos cuños. La técnica consiste en copiar, mediante un pantógrafo o instrumento similar, los detalles de la moneda auténtica en un cuño nuevo; de esta forma, las monedas obtenidas tendrán un estilo impecable, ya que nadie ha tenido que abrir un cuño (delatando un estilo distinto del original), sino que tan solo se copia el que ya existía. No cabe duda que la peligrosidad de estas monedas es altísima, y ante ellas el coleccionista deberá extremar sus precauciones para no caer en el engaño.

En resumen; ante el hallazgo de cualquier moneda que comparta cuño con la nuestra, deberemos proceder a valorar todas y cada una de las posibilidades que hemos enumerado, hasta decidir dónde debemos situar nuestra moneda.

Este capítulo, junto con el anterior, son dos de las piedras angulares en las que debe apoyarse gran parte del trabajo de autentificación de una pieza; y además, presenta la ventaja de que este trabajo podemos realizarlo aunque la moneda que hemos decidido comprar se encuentre a miles de kilómetros de distancia.

 

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