Flavio Julio Constante nació entre los años 320 y 323 siendo el hijo menor de Constantino I el Grande y su esposa Fausta. Fue elevado al rango de César a temprana edad, a finales del año 333. A la muerte de su padre (337), y habiendo sido asesinados sus primos Delmacio y Anibaliano, así como otros familiares, Constante fue proclamado Augusto en Sirmium, junto con su hermanos Constancio II y Constantino II, tomando a cargo el gobierno de los territorios de Italia, Africa y los Balcanes. Constante gobernó más de una década ostentando los siguientes títulos [1]:
Su hermano Constantino II era una personalidad dominante e irascible que normalmente imponía su voluntad al más pequeño de los hermanos, por ello, cuando Constante se rebeló contra su autoridad (339) impidiendo sus pretensiones anexionistas respecto a Africa, Constantino II no dudó en invadir el norte de Italia (340), pero en la batalla, cerca de Aquileia, fue derrotado y muerto, por lo que Constante se anexionó Hispania, Gallia y Britannia. Los padres de la Iglesia elogiaron su figura por su ardiente celo en favor del cristianismo, sin embargo Constante fue un emperador perverso, siendo violento, cruel y avaricioso, libertino y dado a la homosexualidad. No obstante se reveló como un militar de éxito, en 337 derrotó a los sármatas y a su victoria sobre Constantino II (340) le siguieron brillantes campañas en la Gallia contra los francos (341-342) y la pacificación de Britannia (343). En el año 348 Constante y Constancio II llevaron a cabo una ambiciosa reforma monetaria, tendente a revaluar fuertemente la moneda fiduciaria de vellón bajo, emitiendo una gama de nuevas denominaciones en metal bajo. Desconocemos exactamente sus nombres, si bien se suelen denominar, como maiorina o maiorina reducida. En enero de 350 se fraguó contra el emperador una conspiración en la que Magnencio fue proclamado Augusto, pronto se dio cuenta Constante de que había perdido el favor del ejército y huyó hacia Hispania, pero fue descubierto en el camino por emisarios de los rebeldes, quienes le dieron muerte en Helena, un pequeño pueblo situado poco antes de los Pirineos. Exceptuando la región de los Balcanes (Pannonia e Illyricum) en donde el ejército había proclamado a Vetranio, el usurpador Magnencio se había convertido en el dueño de Occidente... pero el emperador de Oriente, Constancio II, no iba a permitirlo tan fácilmente.
[1] Titulaturas según el libro de J. M. Iglesias y J. Santos.
|