Cuando el poder de Roma creció y empezó a expandirse su Imperio, los romanos adoptaron y pulieron costumbres y deidades
de los pueblos que iban conquistando. Las creencias religiosas que más les influyeron fueron las de Grecia. La mayoría de las
divinidades del panteón romano son dioses griegos que, con otros nombres, suplantaron a las divinidades locales con
algunas raras excepciones.
A medida que Roma fue expandiendo su influencia política y geográfica, continuó asimilando creencias y ritos incluso de las
llamadas religiones "misteriosas", como el mitraísmo persa.
El 28 de febrero del año 380 d.C. el emperador Teodosio I decretó el Edicto de Tesalónica, por el cual el cristianismo se
convertía en la religión oficial del Imperio Romano. No obstante, los símbolos cristianos ya aparecían en las monedas desde
Constantino el Grande.
La extensa lista de divinidades adoptadas hace que la iconografía numismática romana sea de una riqueza abrumadora, no
siendo difícil a veces confundir unas deidades con otras. Para evitarlo, cuando las leyendas no son legibles, podemos
ayudarnos de nuestro conocimiento sobre los atributos representados, pues son rasgos característicos de sus portadores,
tal como vemos en los siguientes enlaces.
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