Para algunos historiadores, Teodosio I fue el último emperador digno de tal nombre. Con su muerte, finaliza la historia del Imperio romano de Occidente y comienza la de su caída bajo las armas bárbaras.

Primer saqueo de Roma por los visigodos (agosto 410)

Segundo saqueo de Roma por los vándalos (junio 455)

Rómulo Augusto, último usurpador de Occidente, fue depuesto en septiembre del año 476 d.C. por el jefe de los mercenarios germanos en Italia, un hérulo llamado Odoacro.

Oficialmente el último emperador romano de Occidente es Julio Nepote (474-475 y 477-480 d.C.), si bien la segunda parte de su reinado fue simplemente nominal, ya que Odoacro gobernó "en su nombre" mientras el emperador estaba exiliado en Dalmatia.

1229 años después de su fundación, la caída de Roma marca el fin de la Edad Antigua y el comienzo de la Edad Media. Los estados germánicos se consolidarían rápidamente en todo el occidente europeo, pero nunca se borraría el grandioso legado de la civilización romana.

En Oriente pervivió el Imperio Romano, siendo conocido -numismáticamente- a partir de la reforma monetaria de Anastasio (498 d.C.) como Imperio Bizantino, a pesar de que históricamente no hubo tan clara división, ya que los emperadores se seguían considerando a sí mismos como sucesores del Imperio Romano. Olvidado gran Imperio que perduraría casi mil años, hasta la toma de Constantinopla por los turcos, en 1453.