LAS CASAS DE MONEDA  ESPAÑOLAS EN AMÉRICA DEL SUR

 

IV.- El final del poder español en Sud América

 

Monedas del Callao del general Rodil

 

 

          A principios de diciembre de 1824 la bandera peruana volvió a flamear sobre la capital, y el día siete entró a Lima el Libertador Simón Bolívar.  Dos días más tarde, en la Pampa de Ayacucho, el general Antonio José de Sucre terminaría con el poderío español en el Perú al tiempo que ganaba los laureles de Mariscal de Campo, sin duda el mariscalato más valioso de cuantos se han ostentado en el Perú.

 

         El general Rodil, al evacuar Lima se refugió en las fortalezas de Callao iniciando una heroica y tenaz como inútil resistencia que duraría hasta enero de 1826.  Durante este período de algo más de un año se produjo un hecho que es hasta hoy discutido por los investigadores de la moneda peruana.  Si bien la amonedación española del Perú debió haber terminado con las acuñadas en el Cusco, la obra de Medina de 1919, da elementos para pensar que el colofón de la acuñación hispana se habría dado en el Callao en el año 1826.

 

         Medina  hace notar que la pieza, cuya fotografía presenta, tiene leyendas toscas incluyendo la marca de la ceca y que faltan puntos entre las palabras.  Bajo la foto de la moneda indica:

  

"Esta moneda fue, probablemente, una de las pocas que se acuñaron en el Callao y ha tenido que serlo antes del 22 de enero del año 1826 que muestra su leyenda, puesto que el jefe español Rodil capituló aquel día; siendo esto así, bien podría clasificar entre las obsidionales." [1]

 

         La existencia del 2 Reales de 1826 es aceptada sin ninguna duda por muchos estudiosos, sin embargo la ausencia total de referencias a ella en las Memorias del Sitio del Callao de Rodil parecería suficiente para hacernos pensar que nunca se acuñó. Rodil, luego de soportar un heroico sitio y esperar en vano la llegada de apoyo desde España, se decidió por la rendición y abandonó los Castillo del Real Felipe, como ya se ha indicado a fines de enero de 1826.  Que mejor testimonio podía mostrar Rodil de su valerosa resistencia que una moneda acuñada en los Castillos del Callao a nombre del Rey Fernando a más de un año de la batalla de Ayacucho.  Es justamente por la implicancia simbólica de la acuñación que cuesta creer que el general, de haberla realizado, no la  mencione en su memoria tan extensa y minuciosa de la resistencia. Más inexplicable aun cuando en las memorias hace referencias a las acuñaciones efectuadas por los realistas durante la segunda ocupación de Lima.

 

         Dicho lo anterior debemos, sin embargo, anotar que los inventarios de las máquinas, herramientas y materiales existentes dentro del Real Felipe durante el sitio demuestran que Rodil tenía a mano todo lo necesario para efectuar la acuñación. 

 

 

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[1].- Medina, J.T. Ob. cit. 1919. p.206.  Humberto Burzio  en  La ceca de Lima Madrid, 1958. p.114. coincide y da continuidad a la opinión de Medina.